sábado, 25 de febrero de 2012

La primera página

Me ha hecho tanta ilusión recibir hoy las pruebas sin corregir que no me he resistido a autopiratearme. Así que aquí tienen la primera página, tal y como aparecerá en el libro.
En unas cuantas líneas aparecen su protagonista, el Leitmotiv de la novela, la época en la que se ambienta y las ciudades por las que discurrirá.
Me tranquiliza comprobar que se van cumpliendo los plazos gracias al trabajo de los editores, del corrector, del maquetador, de los impresores... para que La ciudad de los ojos grises llegue a las librerías en abril.

3 comentarios:

  1. Félix, creo que el acento de Saint Germain des Prés es agudo y no grave. No te fíes de los correctores de las editoriales, les pagan una mierda, están superquemados, pasan de todo. O eres cuidadoso tú mismo o te la cuelan y quedas con el culo al aire. Estamos expectantes ante la inminente publicación, tienes a tu club de fans femenino en ascuas. Mucha suerte.

    Isaac

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    1. ¡Mecachis, Isaac! Ya podías haberlo dicho un poco antes, ya que la novela ha ido hoy mismo a la imprenta.
      Espero que sea la única errata (aunque vaya en la primera página). En general, creo que el corrector lo ha hecho bien.
      Ya habrás visto que la vamos en presentar en Salamanca el viernes 13 de abril. Y espero que la historia esté a la altura de vuestras expectativas (en cuanto a lo del club de fans femenino... ya será menos).
      Un fuerte abrazo.

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  2. Bah, no es para tanto, no merece la pena detener las rotativas por una minucia así. Errare humanum est. Alguna errata de enjundia liviana contribuye a humanizar el texto, a atestiguar que el escritor no es una máquina infalible, confiere a la obra un aroma a libro antiguo, anterior a la nefasta irrupción de los correctores automáticos de escritura y los procesadores de texto –arderás en el infierno, Bill Gates, tú y toda tu satánica tecnología-. Viene bien que en una novela ambientada en los locos y felices años veinte se cuele un error tipográfico, recuerda de ese modo a las ediciones de aquella época, artesanales, cuando los autores entregaban manuscritos autógrafos o mecanografiados con tachaduras y enmiendas, y la labor de los tipógrafos y linotipistas exigía singular destreza.

    Me alegra que al final te sirviera el librito aquel sobre Nemesio Mogrovejo, ah, qué nombres los de antaño, tan dotados de personalidad y sonoridades recias, cuya sola pronunciación ya te evoca una historia.

    No sé qué les das que yo, sin ir más lejos, no pueda darles, dado que como es público y notorio soy caballero maduro y sin compromiso de apostura superior a la media, comedido, discreto y de posibles, pero se van a lanzar a las librerías a devorar la primera edición. Yo también tuve, de menor poderío, club de fans, pero al final se dedicaban a despellejarme sin apenas disimulo y al viboreo a mis espaldas, hubo que disolverlo sin contemplaciones, panda de pécoras.

    Un abrazo.

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