lunes, 6 de febrero de 2012

La documentación

A los que escribimos sobre épocas pretéritas y nos gusta documentarnos, supongo que la labor de estudio nos lleva más tiempo que la propia redacción de la novela. Por eso, me resulta cuanto menos curioso que haya quienes denosten el género histórico simplemente por el hecho de serlo. Porque, aunque haya datos que puedan ayudar en la trama, también es cierto que hay que crearla y hacer que resulte verosímil en un tiempo que sólo podemos imaginarnos a través de lo que hemos leído.
En concreto, para La ciudad de los ojos grises he realizado dos tipos de lecturas. Una, de libros que analizan aspectos concretos sobre un tema o un lugar, y otra, de obras escritas durante la época en que se desarrolla la novela.
Entre los primeros, algunos de los que ven en estos anaqueles de mi estantería dedicados a Bilbao como Bilbao y los toros de Laura del Rey, Un paseo por la historia de Bilbao e Historias de Bilbao de María Jesús Cava Mesa, El barrio de las Cortes de Arturo Izarzelaia Izagirre y Txema Uriarte González, Guía histórica de fondas, posadas, hoteles, restaurantes y chacolís de Bilbao de Antonio Fernández Casado, Adiós al Bilbao que se nos fue de José Manuel Sánchez Tirado, Leyendas y certezas de la historia de Bilbao de Iñaki Rahm, Enrique Epalza, arquitecto para Bilbao en un cambio de siglo de Elías Mas Serra, Sinfonía bilbaína en tres tiempos de Ramón Sierra, Pasado y futuro de Bilbao de Indalecio Prieto, Paseando por el casco viejo de Bilbao de Juan Manuel González Cembellín y Raquel Cilla López, Los maestros de obras en la construcción de la ciudad de Nieves Basurto Ferro, Bilbao y sus barrios de Fernando Martínez Rueda, La Pastelería y el Lexicón de Emiliano de Arriaga, Fotoperiodismo en Bizkaia de Josu Bilbao Fullaondo, Calles y rincones de Bilbao de Javier González Oliver, Bilbao, crónicas de una ciudad inmortal de Imanol Villa, Economía y sociedad bilbaínas en torno al sitio de 1874 de Manuel Basas Fernández, Catálogo del patrimonio artístico de la Sociedad Bilbaína de José Antonio Larrinaga y Ana Villacorta, Compendio de la historia de Bilbao de Teófilo Guiard Larrauri, Bilbao y su guardia municipal de Andoni Vergara y Félix Cuadrado, Memorias de un bilbaíno de José de Orueta y algunos otros elaborados por varios autores como Boulevard, historias de un café o Bilbao, una encrucijada entre dos siglos.
Y entre las obras de autores de la generación del 98, ya se pueden ustedes imaginar: las de Felipe Trigo, las de Azorín, las de Baroja y, en especial, las de don Miguel de Unamuno.
También me he valido de numerosos artículos periodísticos que dividí en secciones a las que titulé: Acontecimientos, Costumbres, Cotidianeidad, Edificios, Lugares y Personas. Entre sus autores están Olga Macías Muñoz, Carlos Bacigalupe, Alfonso Carlos Saiz Valdivieso, Juan Gondra, Antonio Villanueva Edo, Iñaki Uriarte, Galder Reguera, Jon Agiriano, José Garzón Sáez, Naiara Baza, Seve Calleja, Olga Sáez, Cristina M. Sacristán, Juanjo Romano, Mercedes Arbaiza Villalonga, Miren Llona González, Juan Gracia Cárcamo, José Luis Ansorena, Alberto López Echevarrieta, Pedro M. Pérez Castroviejo, Mikel Bilbao Salsidua, Fátima Pastor, Javier Madariaga Ateka, Ana Ara Fernández, K-Toño Frade Villar, Javier González de Durana, Luis F. Larrañaga, Ismael San José, Alfredo Amestoy, Maite Ibáñez, Marta Zabala, Iñigo Sarriugarte Gómez, Joseba Agirreazkuenaga, Gorka Pérez de la Peña Oleaga, Rafael Fernández Ruiz, Juanjo Olaizola Elordi, J. Ignacio Tellechea Idígora, María del Mar Domingo Hernández y, de nuevo Elías Mas Serra y María Jesús Cava Mesa.
A todos ellos leí, y todos y cada uno de ellos me enseñaron algo que no sabía. En cierto modo, a todos ellos les corresponde, al menos, una "baldosa" de La ciudad de los ojos grises. Sin su labor, que facilitó la mía, esta novela no hubiera sido igual. Gracias.

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