Jon Uriarte. Un lujo. Conocía a Jon principalmente por sus artículos periodísticos sobre bilbaínos, muchos de los cuales guardo. Así que contar con él para presentar mi novela en Madrid me supuso una satisfacción especial. Jon escribe sobre Bilbao desde la distancia y recoge la idiosincrasia del botxo como nadie. Por eso, pensé que le gustaría mi novela.
Nos acompañaron, otra vez, muchas caras conocidas, aunque algunas no las veía desde hacía años. Junto a ellas, otras pertenecientes a la Euskal Etxea de Madrid, como la de su presidente Julio Elejalde.
Fue una delicia escuchar a Jon destacar elementos de mi novela que yo previamente había descubierto en sus artículos.
Tras las firmas, alguna que otra cerveza acompañada de pinchos de tortilla y cambio de impresiones sobre los proyectos de José, la novela de Manolo, la nueva fábrica de Vicente, los niños de Javier o los cuadros de Ricardo.
Al terminar, me acerqué con mi editor al cercano Círculo de Bellas Artes donde se daban los últimos coletazos a la entrega del Premio Primavera de Novela a Fernando Savater, con quien me toparía casualmente de nuevo en Bilbao y Valencia. Es decir, tres veces en una semana, que manda narices. Llegué a pensar que me perseguía... o yo a él.
Esa noche me acosté cansado, pero contento por cómo estaban marchando las cosas.
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