viernes, 16 de marzo de 2012

Dos años

Fue Thomas Alva Edison quien dijo que el genio es un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de transpiración.
Es indudable que un escritor que quiere sacar adelante una novela en un período razonable de tiempo de manera que su historia no se le diluya, ha de ser consciente de que debe enfrentarse a una férrea disciplina. Si además, acomete una novela teniendo que compaginar su escritura con un trabajo que le lleva la mayor parte del día, esta disciplina es casi espartana.
Yo suelo llegar a mi casa sobre las nueve de la noche, después de mi jornada de trabajo, obviamente bastante cansado. Aun así, durante los dos años que me llevó el proceso de elaboración de La ciudad de los ojos grises he procurado dedicarle de dos a tres horas diarias, bien documentándome o bien escribiendo, llenando despacio las páginas pero avanzando día a día, acostándome sobre las dos de la madrugada (no está mal, considerando que me levanto a las siete). Los sábados por la mañana corregía lo realizado a lo largo de la semana, por la tarde descansaba y el domingo trataba de avanzar hasta alcanzar mi objetivo de páginas semanales.
Pueden imaginarse que el proceso ha sido duro, muy duro, aunque dicen que sarna con gusto no pica. Pero sólo faltan unos días para que la novela esté al alcance de todo aquel que quiera leerla... y este dulce sufrimiento habrá merecido la pena.

4 comentarios:

  1. Uff! Si te levantas a trabajar a las 7h y vuelves a las 9h de la noche me parece una pasada. Yo soy muy trabajador pero tengo muy claro que trabajo para vivir y no vivo para trabajar. Y además si tengo pareja e hijos es para disfrutarlos, no para desterrarme de la vida familiar y social. No me imagino como pueden llevarlo los tuyos.

    De verdad ojalá te vaya tan bien que puedas dedicarte solo a escribir y puedas olvidarte de jornadas leoninas como esa...

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  2. José, también yo pienso que no puedo seguir el ritmo de estos dos años, en los que -por ejemplo- he prescindido de ver la televisión. Siempre comento que el tiempo que otros dedican a ver la tele, yo lo dedico a leer y escribir. Y no niego que me encantaría engancharme a alguna serie.
    Te agradezco tu deseo de que pueda dedicarme sólo a escribir. Supongo que es lo que todos los escritores anhelamos, pero con casi 100.000 publicaciones al año, eso se me antoja más que difícil.
    Un afectuoso saludo.

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  3. Yo también soy de los "raritos" que prefiere en el poquito tiempo personal que me queda leer en lugar de ver la tele.

    Y seguramente no es bueno seguir ese ritmo, no por la tele (dudo que nos perdamos algo valioso), sino por dormir algo más y disfrutar de tu familia y amigos.

    Espero que el éxito de tu tercera novela te lo permita algo más.

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    1. José, a los buenos momentos a veces sólo se llega pasando antes por otros malos.
      Reitero mi agredecimiento por tus buenos deseos.

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