Félix G. Modroño | Nueva novela
del autor afincado en Sevilla
Al poco de ver la luz, La ciudad
de los ojos grises, ha agotado su primera edición. Su autor, sevillano de
adopción, regresa a su Bilbao natal de la mano de una misteriosa muerte.
“La mezcla de géneros es
enriquecedora, pero ninguno debe dominar”
Alejandro Luque (Sevilla)
Eduardo Mendoza le contó a Félix
G. Modroño (Vizcaya, 1965) que para escribir sobre la propia ciudad, hay que
tomar distancia. Y eso es lo que ha hecho en La ciudad de los ojos grises
(Algaida), una novela que ha agotado su primera edición al poco de ver la luz.
“Sentía la necesidad de homenajear a Bilbao, de imprimir cierto aire evocador
para hacer de ella una ciudad literaria”, explica el autor, afincado desde hace
años en la capital hispalense. “He escrito esta novela entre Sevilla y
Salobreña. Para ello viajé cien años hacia atrás hasta llegar al período
transcendental de Bilbao, cuando pasó de tener 18.000 habitantes a albergar
100.000 almas en muy pocos años. Ese fenómeno demográfico, casi sin
precedentes, y todo lo que acarreó, marcó de forma indeleble tanto a Bilbao
como al resto del País Vasco”, explica.
Autor de novelas como La sangre
de los crucificados o Muerte dulce, la saga aventurera protagonizada por el
doctor Fernando de Zúñiga, Modroño cree que “todas mis novelas tienen
denominadores comunes: se desarrollan en el pasado y giran en torno a un
crimen. Y aunque en ellas también existe una trama sentimental, este componente
emocional es mucho más intenso en La ciudad de los ojos grises. Supongo que
ello también se ha traducido en la manera de escribir, algo más lírica, quizá”,
agrega.
La nueva obra narra el regreso a
Bilbao de un hombre que se propone averiguar las causas de la muerte de la
mujer que amó, de modo que se ha hablado de hibridación de géneros: histórico,
amoroso, de viajes, de intriga… “Creo que la mezcla de géneros enriquece las
historias y además forma parte de la evolución de la novela en la actualidad”,
opina Modroño. “Una de mis obsesiones al afrontar La ciudad de los ojos grises
es que ninguno de los géneros dominase sobre el resto. Los lectores dirán si lo
he conseguido”.
Lo seguro es que en esta obra es
muy fácil confundir el amor a las ciudades con el amor a las personas., algo
que también sucede en la vida real. “La letra de una de las canciones más
bonitas que conozco dice: Cuando una canción de amores, canción tan rica, se la
dedican los trovadores a una muchacha o a una ciudad. Yo no he escrito una
canción sino una novela en la que cuento una preciosa historia de amor que se
desarrolla al mismo tiempo que Bilbao crece. En algunos momentos, describo de
la misma manera a Izarbe, la protagonista, y a Bilbao, a la que me refiero en
femenino. No es casualidad que tanto Bilbao como Izarbe tengan los ojos
grises”.
Modroño se refiere a su afición
por la fotografía como una disciplina complementaria a su literatura: “La fotografía
me ayuda a visualizar algunas escenas a la hora de escribir y darles cierto
aire cinematográfico. Sin embargo, fotografía y escritura las afronto de
distinto modo. Cuando estoy con la cámara en la mano, espero paciente el
momento de disparar, de captar esa imagen que difícilmente volverá a repetirse.
En cambio, el proceso de escritura es mucho más laborioso y hay que dejarse
llevar más por la imaginación”.
Me ha gustado mucho la novela pero la historia de amor yo diria para no destriparla mucho que es triste e imposible.
ResponderEliminarYo creo que las más bonitas historias de amor son las que hacen felices a los protagonistas más que desgraciados ¿no?...
Tatiana
Pues la verdad, Tatiana, es que yo creo que esas historias de amores imposibles, aunque puedan hacer desgraciados a los personajes, son más novelescas. Una historia de una pareja feliz donde nunca pasa nada, no sé si sería muy interesante de contar.
ResponderEliminarIgual pasa con las canciones. Las grandes canciones de amor son más bien de desamor.
Lo que está claro es que en la vida real a nadie le gusta sufrir.
Gracias por comentar y un afectuoso saludo.